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Los estudiantes latinoamericanos con discapacidad tienen un acceso limitado y desigual a la educación

Millones de estudiantes con discapacidad en América Latina y el Caribe continúan afrontando acceso insuficiente, participación desigual y brechas de género y permanencia en el sistema educativo, alertó este miércoles la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Un nuevo informe regional reveló que 2,3 millones de estudiantes con discapacidad están escolarizados en 16 países que participaron en una pesquisa de esa agencia.
Según el estudio, la trayectoria de esos niños y jóvenes está marcada por múltiples obstáculos. Su presencia es baja en las edades de preprimaria, con incremento gradual hasta los doce años, cuando alcanza un máximo de 33 estudiantes con discapacidad por cada mil. A partir de esa edad, la participación comienza a caer y, a los 17 años, la cifra desciende a 24 por cada mil.
Más estudiantes hombres que mujeres
La UNESCO también destacó brechas de género significativas: la participación masculina es mayor en todos los niveles, con diferencias especialmente marcadas en primaria y secundaria, donde la cantidad de varones casi duplica a la de mujeres con discapacidad.
En materia de infraestructura, aunque el 94% de los países cuenta con normas para rampas o escaleras con pasamanos en los centros educativos, la accesibilidad sigue siendo parcial. Solo uno de cada cuatro países incluye texturas en paredes para personas ciegas, y apenas la mitad contempla señalización visual para estudiantes sordos, evidenciando barreras aún presentes para la participación plena de esos estudiantes en la vida escolar.
Escuelas regulares y escuelas especiales
La distribución entre escuelas regulares y especiales también revela desigualdades. En promedio, el 81% de los alumnos con discapacidad está matriculado en escuelas regulares y el 19% en escuelas especiales. No obstante, menos de la mitad de los centros educativos regulares recibe efectivamente a este colectivo. A esto se suman diferencias entre sectores: en escuelas públicas de primaria, el 82% de los estudiantes con discapacidad asiste a educación regular, mientras que en el sector privado la proporción baja a 56%.
El informe analiza además las transiciones entre modalidades. Los datos muestran que el 4,5% de los estudiantes pasa de escuelas especiales a regulares, frente a solo el 0,6% que realiza el recorrido inverso. Sin embargo, los desafíos de permanencia son poco alentadores: el 37% abandona la escuela en secundaria, una etapa crítica para el acceso a la educación superior y los mercados de trabajo.
Repeticiones de grado
La edad mayor al promedio de sus compañeros actúa como un indicador temprano de exclusión: casi un tercio presenta rezago ya en el primer año de primaria, un factor que afecta más a las niñas.
La repetición de grado, del 10% en primaria, también golpea con mayor fuerza a las estudiantes mujeres (11%) que a los hombres (9%).
Las brechas se agravan en la finalización de estudios: mientras el 99% de los alumnos sin discapacidad termina la primaria, solo el 76% de quienes tienen discapacidad lo logra. En secundaria superior, la diferencia es de 82% frente a 61%.
La inclusión, obligación de los Estados
Tras conocer los datos del informe, la directora regional de la UNESCO recordó que la inclusión es una obligación de los Estados.
“Debemos derribar las barreras físicas, pedagógicas, culturales y sociales que todavía impiden que millones de niñas, niños y jóvenes con discapacidad aprendan y participen plenamente”, subrayó Esther Kuisch Laroche.
Para avanzar hacia una educación verdaderamente inclusiva y sin barreras, la UNESCO instó a los países latinoamericanos y caribeños a acelerar la transformación de sus sistemas educativos mediante una mayor formación docente, mejoras en accesibilidad, fortalecimiento de los sistemas de información y políticas que garanticen trayectorias educativas sin interrupciones evitables.