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Ensayos nucleares: Las islas del Pacífico no eligieron ser un laboratorio de destrucción

Acto de protesta contra las armas nucleares en Ginebra. (Foto de archivo)
ICAN/Lucero Oyarzun
Acto de protesta contra las armas nucleares en Ginebra. (Foto de archivo)
Una descendiente de los supervivientes de los ensayos nucleares en Kiribati relata en la Asamblea General los graves problemas de salud que han padecido sus familiares. El presidente del órgano pide a todos los Estados Miembros que aún no han ratificado el Tratado de Prohibición Completa que lo hagan sin demora.

Durante la reunión de conmemoración del Día Internacional contra los Ensayos Nucleares este miércoles, la alta representante para Asuntos de Desarme subrayó que los ensayos nucleares no pueden permitirse ni como herramienta de disuasión, ni como medio de influencia política, ni bajo el pretexto de la ciencia.

“Las consecuencias de los ensayos nucleares son indiscriminadas y duraderas. Han dejado heridas humanas, medioambientales y morales que nunca podrán curarse por completo”, insistió Izumi Nakamitsu, y dijo que hasta que entre en vigor el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, debe mantenerse la moratoria mundial al respecto.

Nakamitsu subrayó que la reciente creación de un grupo científico independiente encargado de estudiar los efectos de una guerra nuclear constituye un “claro reconocimiento” por parte de la comunidad internacional de las consecuencias humanitarias duraderas de las armas nucleares.

La representante de la juventud Oemwa Johnson, de Kiribati, se dirige a la reunión de la Asamblea General de la ONU para conmemorar el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares.
Foto ONU/Eskinder Debebe
La representante de la juventud Oemwa Johnson, de Kiribati, se dirige a la reunión de la Asamblea General de la ONU para conmemorar el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares.

Las islas del Pacífico que se convirtieron en un laboratorio de destrucción

En la sesión también intervino la representante de la juventud de Kiribati, Oemwa Johnson, quien se refirió a las potentes explosiones termonucleares llevadas a cabo por el Reino Unido y los Estados Unidos en la isla de Kiritimati entre 1957 y 1962, en el marco de la operación Grapple.

Johnson señaló que su bisabuelo y su abuelo, que entonces solo tenía 14 años, no tenían refugio ni protección real para hacer frente a los ensayos; solo les proporcionó una manta fina para protegerse los ojos de los destellos.

La representante lamentó que la exposición a la radiación dejó a los supervivientes con graves problemas de salud no conocidos anteriormente, y sus efectos intergeneracionales son “innegables”.

Su abuelo sufrió, entre otras cosas, pérdida de audición, deterioro de la memoria y patologías que no se habían visto antes en su familia. Dos de los hermanos de su padre nacieron prematuramente y fallecieron poco después de nacer, mientras que otra hermana murió a los 18 años a causa de una enfermedad neurológica no diagnosticada, un dolor de cabeza grave pero desconocido.

“Mi padre y yo también padecemos migrañas crónicas y otros problemas de salud inexplicables”, declaró.

Además, las mujeres de Kiritimati y otras islas del Pacífico afectadas, como las Islas Marshall y la Polinesia Francesa, han sufrido consecuencias desproporcionadas: abortos espontáneos, malformaciones congénitas y complicaciones a largo plazo en materia de salud reproductiva.

“Las islas del Pacífico no eligieron convertirse en un laboratorio de destrucción, y el sufrimiento infligido por las potencias coloniales que detonaron sus bombas radiactivas es inseparable de las historias de dominación y el desprecio de la dignidad humana”, afirmó Johnson.

Llamamiento a ratificar el Tratado de Prohibición

El presidente de la Asamblea General hizo un llamamiento a todos los Estados Miembros que aún no han firmado y ratificado el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares para que lo hagan sin demora, instando en particular a los Estados que participaron en las negociaciones del Tratado en 1996 durante la Conferencia de Desarme, y que en ese momento poseían centrales nucleares o reactores de investigación, a hacerlo.

“Este paso no solo es muy esperado para garantizar la entrada en vigor de este importante tratado, sino que es esencial para nuestra seguridad colectiva” subrayó Philemon Yang.