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En el frente de Ucrania, los humanitarios arriesgan todo para llevar esperanza

Viktoria Tiutiunnyk, trabaja en Ucrania para la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
ACNUR
Viktoria Tiutiunnyk, trabaja en Ucrania para la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Viktoriia Tiutiunnyk encarna la resiliencia y compasión que impulsan los esfuerzos humanitarios en Ucrania. Desplazada ella misma de la región de Luhansk tras la invasión rusa a gran escala en 2022, ahora ayuda a otros a sobrellevar el trauma del desplazamiento.

«A veces sentimos que nadamos contra una corriente que nunca aminora», dice Victoria Tiutiunnyk, que trabaja para la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Victoria misma es una persona desplazada de Luhansk, obligada a huir tras el inicio de las hostilidades.

«Yo no era parte de la comunidad humanitaria», recuerda, hablando sobre los primeros días de la invasión. «No estaba con ACNUR en ese momento. Era funcionaria pública, pero creo que los acontecimientos que ocurrieron en mi vida y en la de todo el país fueron el detonante para mí: cambié al sector humanitario y me uní a la agencia para los refugiados».

Con evacuaciones en curso en el este de Ucrania, Tiutiunnyk ahora ayuda a apoyar a evacuados y recién desplazados en la región de Dnipro, así como a quienes permanecen en zonas de frente.

Desde el 1 de agosto del año pasado, más de 192,000 personas han abandonado la región, ya sea por sus propios medios o con apoyo de autoridades y voluntarios, y ACNUR les brinda asistencia urgentemente necesaria.

Estoy donde debo estar
«Cuando conozco a esas personas después de un ataque o en un sitio donde se alojan actualmente, recuerdo por qué hago este trabajo», dice Tiutiunnyk, quien recientemente regresó de una misión sobre el terreno. «Cuando se abren, cuando comparten sus historias, lo que han vivido, me conmueve profundamente. Y en ese momento, siento verdaderamente que estoy donde debo estar».

Muchos desplazados sufren estrés extremo; sus vidas están llenas de miedo y ansiedad. Algunos huyeron apresuradamente sin pasaportes ni otros documentos esenciales, mientras que otros necesitan dinero urgentemente para comprar alimentos y medicinas.

La respuesta de emergencia de ACNUR incluye apoyo psicológico, asistencia legal y ayuda en efectivo. «También brindamos apoyo a algunos de los sitios colectivos donde las personas pueden quedarse un tiempo hasta que encuentren otros lugares», explica Tiutiunnyk.

Con la guerra ya en su cuarto año y 3,7 millones de personas desplazadas internamente, las necesidades humanitarias siguen escalando. «La guerra continúa, los ataques no cesan, las necesidades siguen creciendo», afirma.

Esto no debería ser la nueva normalidad

Brindar asistencia en el frente a menudo significa trabajar bajo condiciones peligrosas, incluidos ataques con drones y bombardeos aéreos. De hecho, mientras hablaba con ONU Noticias, una sirena de ataque aéreo sonaba de fondo.

«Sin duda es estresante. Para mucha gente, ahora esto es su vida diaria. Permanecen en las zonas de primera línea a pesar de los bombardeos y ataques diarios. ¿Por qué? Porque este es su hogar». En su trabajo, Tiutiunnyk y sus colegas hablan a diario con personas profundamente traumatizadas y ansiosas; muchas suplican a los trabajadores humanitarios que no las abandonen.

«Yo soy igual. También soy desplazada, y si puedo brindarles esa esperanza, esa pequeña ayuda, contribuir al menos a estabilizar su situación, eso da sentido a mi vida».

«Algunos dicen que se acostumbran a las alertas de ataque aéreo y a la situación en general. Pero uno no puede acostumbrarse a esto, ¿verdad? Esto no es normal. No debería ser la nueva normalidad», añade.

Al preguntarle qué la mantiene en pie, Tiutiunnyk dice que se inspira en sus colegas –personas con quienes a menudo pasa más tiempo que con su propia familia– y en sus superiores, quienes, como ella dice, «trabajan las 24 horas».

«Cuando veo que ellos pueden continuar, ¿por qué yo no podría? Hay que pensar: ¿perseguimos un objetivo común? Sí, lo hacemos. Entonces, estamos en el lugar correcto».

Día Mundial Humanitario

Más de 360 trabajadores humanitarios murieron en 2024 –200 solo en Gaza–, lo que lo convierte en el año más mortífero registrado.

Este año, durante el Día de la Asistencia Humanitaria, que se celebra cada 19 de agosto, la ONU relanza la campaña #ActúaPorLaHumanidad) para presionar a quienes están en el poder a que defiendan las leyes que salvaguardan a la humanidad, y para proteger a civiles y trabajadores humanitarios en zonas de conflicto.