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Más del 60% del mundo árabe sigue fuera del sistema bancario

 Portada del Informe Anual sobre los ODS 2025: Inclusión financiera en la región árabe.
CESPAO
Portada del Informe Anual sobre los ODS 2025: Inclusión financiera en la región árabe.
En la región sólo el 29% de las mujeres y el 21% de las personas discapacitadas tienen una cuenta bancaría. Además, el acceso a préstamos para pequeñas y medianas empresas es preocupantemente bajo, lo que reduce las actividades empresariales y otras actividades generadoras de ingresos.

Entre 2016 y 2024, el número de egipcios con una cuenta bancaria, que, según los expertos, es esencial para la inclusión financiera, se triplicó, pasando de 17,1 millones a más de 51 millones.

Lo que es aún más impresionante, el número de mujeres egipcias con una cuenta aumentó un 260%, aunque persisten las diferencias de género.

Pero cómo ampliar la inclusión financiera en general es una cuestión con la que la región árabe está lidiando actualmente.

La Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia Occidental (CESPAO) ha publicado este jueves un nuevo informe que pone de relieve este reto.

Casi el 64% de los adultos de los 22 países de la región árabe siguen sin tener una cuenta, o están “no bancarizados”, una cifra superior a la de todas las demás regiones del mundo y significativamente más alta que la media mundial del 24%.

El informe advierte de que este nivel de exclusión financiera repercutirá negativamente en las oportunidades económicas y en la capacidad de la región para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de aquí a 2030.

“La región árabe no puede permitirse tratar los servicios financieros como un lujo. Sin finanzas inclusivas, no podemos esperar sacar a la gente de la pobreza, apoyar a las pequeñas empresas o lograr un crecimiento equitativo”, dijo Mario Jales de CESPAO, autor principal del informe.

La brecha digital dentro de la brecha

El informe revela que las mujeres y las personas discapacitadas tienen aún menos acceso a los servicios financieros: sólo el 29% de las mujeres y el 21% de las personas discapacitadas de la región tienen una cuenta.

Del mismo modo, las comunidades rurales y las personas más jóvenes y mayores también experimentan índices más bajos de inclusión en el sistema bancario.

El informe también destacaba que el acceso a préstamos para pequeñas y medianas empresas es preocupantemente bajo, lo que reduce las actividades empresariales y otras actividades generadoras de ingresos.

Además de las disparidades de género, existen variaciones dentro de la región árabe: el 81% de las personas de los países de renta baja no tienen acceso a una cuenta, frente al 67% de los países de renta media y el 23% de los de renta alta.

 En 2024, el 69% de las mujeres egipcias tendrán cuentas bancarias, lo que supone un gran aumento con respecto a 2016.
© FAO/Pedro Costa Gomes

Modelos de éxito

Dado que las tasas regionales de inclusión financiera siguen siendo tan bajas, ¿cómo trabajan los países para mejorarlas?

La base del éxito de Egipto fue la aplicación de una estrategia nacional global para promover la inclusión financiera, una estrategia que trabajó activamente para dirigirse a las comunidades desatendidas, señala la CESPAO.

Por ejemplo, en Egipto, el 22% de los cajeros automáticos del país están equipados con dispositivos de accesibilidad, como iluminación más clara y teclados en Braille.

Otros países de la región también han puesto en marcha estrategias nacionales que incluyen iniciativas específicas.

Jordania, que tiene la segunda brecha de género más amplia de la región, puso en marcha un microfondo para mujeres con el fin de conceder préstamos para actividades generadoras de ingresos. Ahora hay 60 sucursales en todo el país, que atienden a 133.000 prestatarios, el 95% de los cuales son mujeres.

Además, algunos bancos de la región han impartido clases de educación financiera y otros han adaptado sus servicios a las comunidades desatendidas, por ejemplo, reduciendo los depósitos mínimos.

El informe concluye que para mejorar la inclusión financiera será esencial ampliar actividades como la implementación de políticas nacionales dirigidas a las comunidades desatendidas, y que los bancos privados reduzcan las barreras de entrada y apoyen la alfabetización financiera.

“El camino a seguir existe, pero requiere voluntad política, inversiones específicas y un enfoque que abarque a toda la sociedad”, concluye el informe.