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Tras la fachada de calma en Yemen, no está la paz

A pesar de la aparente estabilidad en el frente, el enviado de la ONU para Yemen advirtió este miércoles de una escalada de las tensiones en este país, que lleva más de una década sumido en una guerra civil entre los rebeldes hutíes, también conocidos como Ansar Allah, y las fuerzas gubernamentales respaldadas por Arabia Saudí y sus aliados.
“Lo que Yemen tiene hoy no es paz”, afirmó Hans Grundberg en una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la situación en el país.
El 6 de mayo se anunció el cese de hostilidades entre Estados Unidos y los hutíes, lo cual supuso una “necesaria” desescalada en la región, tras una serie de ataques de Ansar Allah contra barcos en el Mar Rojo y la reanudación de las incursiones estadounidenses en zonas yemeníes bajo control rebelde en marzo.

Pero los ataques y las amenazas continúan. El 4 de mayo, un ataque de los hutíes contra el principal aeropuerto internacional de Israel, en los suburbios del sur de Tel Aviv, provocó represalias contra el puerto de Hodeïda y el aeropuerto de Saná, la capital yemení.
“Yemen está atrapado en tensiones regionales más amplias”, declaró Grundberg.
Crisis económica y social
Sobre el terreno, la población se hunde en una crisis económica y social. La moneda sigue devaluándose, superando los 2500 riales por dólar, y los recurrentes cortes de electricidad en las zonas controladas por el gobierno pueden ir desde 15 horas diarias en la ciudad portuaria de Adén, en el sur del país, hasta semanas de apagones totales en las provincias vecinas de Lahj y Abyan.
Al mismo tiempo, en los territorios bajo dominio de los hutíes, la población sufre una pérdida de poder adquisitivo, los sueldos de los funcionarios no se pagan íntegramente desde hace años y los civiles tienen cada vez menos posibilidades de adquirir los bienes más básicos.
“Las voces de la sociedad civil están siendo reprimidas en un momento en que las necesidades se disparan”, subrayó Hans Grundberg.
2,3 millones sufren desnutrición
Por su parte, el coordinador de Ayuda de Emergencia de la ONU subrayó que las primeras víctimas de la crisis son los niños.
“La mitad de los niños de Yemen, 2,3 millones, están desnutridos”, dijo Tom Fletcher. Entre ellos, 600.000 sufren desnutrición aguda.
“La desnutrición ataca el sistema inmunitario, exponiendo a estos niños a infecciones mortales como la neumonía y la diarrea”.
El acceso a la atención sanitaria también está gravemente limitado. Alrededor del 20% de los niños nunca han sido vacunados, una de las peores tasas de vacunación del mundo.
La disminución de los fondos destinados a la ayuda traerá consecuentes: “El plan de respuesta humanitaria para 2025 sólo está financiado en un 9%, lo que supone menos de la mitad de lo que teníamos el año pasado por estas fechas”, advirtió Fletcher.

Como consecuencia, casi 400 centros de salud, entre ellos 64 hospitales, podrían verse obligados a cerrar, y 350.000 mujeres y niños se ven privados de atención nutricional.
“Los recortes presupuestarios están haciendo daño”, dijo Fletcher. “La gente se está muriendo”.
Sin embargo, la ayuda sigue llegando a algunas familias, como Noor, una niña de 16 meses gravemente desnutrida de la gobernación de Lahj, que fue tratada a tiempo gracias a un voluntario de la comunidad, pero estos éxitos siguen siendo frágiles. “Un niño puede salir de la desnutrición para volver a caer en ella por falta de agua potable”.
Un proceso político en punto muerto
A este deterioro humanitario se añade una crisis de confianza entre las partes. “Algunos siguen preparándose para la guerra”, advirtió Hans Grundberg.
En este contexto, la búsqueda de un proceso político puede parecer poco realista, pero las partes han acordado los principales elementos a negociar: un alto el fuego nacional, medidas económicas urgentes y un diálogo integrador.
“El statu quo es insostenible”, insistió Grundberg.
Los dos altos funcionarios denunciaron la detención arbitraria de miembros del personal de la ONU, del cuerpo diplomático y de la sociedad civil por parte de Ansar Allah. "Esto no es sólo una violación del derecho internacional. Tiene un efecto paralizante”, afirmó Hans Grundberg, pidiendo a los Houthistas que liberen a los detenidos de “inmediato y sin condiciones".
Tom Fletcher hizo tres llamamientos al Consejo: Garantizar el respeto del derecho humanitario, financiar operaciones de ayuda vitales y apoyar los esfuerzos por una paz duradera.
El mensaje del responsable humanitario, no dejaba lugar a ambigüedades: “Yemen necesita ayuda, pero sobre todo necesita paz”.