Pasar al contenido principal

Haití: Las familias desplazadas luchan contra la muerte por dentro y por fuera

Decenas de desplazados de las comunas haitianas de Mirebalais y Saut-d'Eau asisten a sesiones de concienciación sobre higiene en Boucan-Carré.
© UNICEF/Herold Josep
Decenas de desplazados de las comunas haitianas de Mirebalais y Saut-d'Eau asisten a sesiones de concienciación sobre higiene en Boucan-Carré.
En los últimos meses, las bandas armadas de Haití han ampliado su radio de acción más allá de Puerto Príncipe, la capital, hacia varios departamentos desplazando a unas 64.000 personas. Los esfuerzos humanitarios para llegar a las comunidades desplazadas se han visto interrumpidos por la inseguridad regional y la escasez de fondos. 

Destrozada por la muerte de su marido durante la creciente ola de violencia de las bandas en Haití el año pasado, Christiana y sus seis hijos huyeron 223 kilómetros de su pueblo natal a la ciudad de Mirebalais, donde su hija de seis años, Leineda, empezó a recibir tratamiento por desnutrición.

En marzo, la familia volvió a huir de las bandas, esta vez a Boucan-Carré, donde los tratamientos de Leineda quedaron en suspenso.

“A veces sufrimos enfermedades silenciosas que nos destruyen por dentro”, dijo Christiana.

64.000 personas desplazadas por la violencia

En los últimos meses, las bandas armadas de Haití han ampliado su radio de acción más allá de Puerto Príncipe, la capital, hacia los departamentos Centro y Artibonite, desplazando a unas 64.000 personas de esas zonas, Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Los esfuerzos humanitarios para llegar a las comunidades desplazadas se han visto interrumpidos por la inseguridad regional y la escasez de fondos.

Lo que estamos viendo sobre el terreno es inimaginable. Las comunidades están siendo desplazadas a diario, y las imágenes de mujeres y niños huyendo para salvar sus vidas sin nada son desgarradoras”, declaró Wanja Kaaria, directora del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU para Haití.

El 85% de la capital está bajo el control de las bandas armadas

El asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, en 2021 desencadenó una violencia de bandas generalizada en Puerto Príncipe. Alrededor del 85% de la ciudad está ahora controlada por bandas. Más de un millón de haitianos se han visto desplazados a causa de esta violencia.

A finales de marzo, una de las bandas atacó Mirebalais, matando al menos a 15 civiles y provocando la fuga de 515 reclusos. A finales de abril, los miembros de la banda atacaron la comuna de Petite-Rivière, en Artibonite, matando a decenas de personas y dañando viviendas.

Además, se han producido otros ataques de bandas en los suburbios de Puerto Príncipe y en todo el departamento de Centro, como en Hinche, Boucan-Carré y Saut d'Eau.

“En todo Haití, y como hemos visto esta semana especialmente en la región Centro, los niños están atrapados en un ciclo de miedo y sufrimiento, reviviendo la misma pesadilla día tras día. Lo que necesitan con más urgencia es el fin de la violencia”, declaró Geeta Narayan, representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Haití.

“Estamos ampliando nuestra respuesta en el departamento Centro, proporcionando atención sanitaria crítica, llegando a miles de niños con apoyo psicosocial, agua potable y acceso a la educación donde más se necesita”, dijo Narayan.

Navegar por los bloqueos de la ayuda humanitaria

Debido a la continua actividad de las bandas y a las condiciones de seguridad en la región, las autoridades locales han tenido que reducir las entregas de ayuda humanitaria. UNICEF ha cancelado las misiones previstas sobre el terreno.

Esto es especialmente difícil para las familias desplazadas, que dependen totalmente de esta ayuda.

Danise, madre de dos hijos, ha sido desplazada muchas veces: primero dejó su casa en Jérémie, luego fue deportada de República Dominicana, después huyó de la violencia en Mirebalais antes de establecerse finalmente en Boucan Carré.

“Apenas tengo nada que darles [a mis hijos]”, explica Danise. “Siempre tengo que esperar a las distribuciones de alimentos para darles de comer. (...) Sólo quiero volver a casa”.

Proporcionar ayuda a las comunidades desplazadas

A pesar del deterioro de la seguridad, los equipos de ayuda de la ONU están trabajando con socios locales y autoridades departamentales para seguir proporcionando recursos a los civiles desplazados.

Este es el momento de dar un paso adelante. El futuro de Haití depende de las medidas que tomemos hoy». - Wanja Kaaria, directora del PMA en el país

En todo el departamento Centro, UNICEF ha proporcionado recursos a 8500 personas, incluidas seis clínicas móviles.

PMA también está trabajando para proporcionar comidas calientes y kits de alimentos a las comunidades desplazadas, y a principios de mayo había prestado asistencia a más de 13.100 personas desplazadas en esta región.

“La ayuda alimentaria del PMA ofrece dignidad a las familias que ahora viven con pocas esperanzas. Sin embargo, las limitaciones de financiación nos impiden responder a escala”, afirmó Kaaria, de PMA.

“Este es el momento de dar un paso adelante. El futuro de Haití depende de las medidas que tomemos hoy”.

Fortalecer la acción humanitaria a pesar de los limitados recursos

PMA calcula que necesitará 72,4 millones de dólares en los próximos 12 meses, y UNICEF 1,2 millones de dólares en los próximos seis meses para hacer frente a los continuos desplazamientos en Haití.

“[Las personas desplazadas han visto sus] vidas trastocadas: familias enteras luchan por acceder al agua, la atención sanitaria o un refugio adecuado”.

La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) sigue comprometida junto a las autoridades locales y los socios para “fortalecer la acción humanitaria, a pesar de los limitados recursos, y continúa abogando por un mayor apoyo”, declaró Modibo Traore, jefe de la oficina en Haití.

Encontrar la dignidad a través de los cuidados

En los últimos días, la joven Leineda ha empezado a recibir el tratamiento que necesita para la desnutrición en el centro de Boucan-Carré.

“Hoy me siento feliz porque antes no teníamos médicos que nos examinaran o entendieran nuestro dolor”, dice Christiana. “La presencia de los médicos nos devuelve la dignidad. Nos ayuda”.