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Aunque muchas economías del mundo siguen creciendo de forma sostenida, el crecimiento económico por sí solo no basta para garantizar la equidad y el progreso social necesarios para erradicar la pobreza. El trabajo infantil y el trabajo forzoso persisten, mientras las cadenas mundiales de suministro se extienden a regiones lejanas. Continúan existiendo lugares de trabajo peligrosos, así como discriminación racial y de género en el trabajo.
Las Naciones Unidas colaboran con los Gobiernos nacionales para lograr el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todas las mujeres y todos los hombres, la seguridad en el lugar de trabajo, la protección social y mayores oportunidades de desarrollo personal.